domingo, agosto 20, 2006

ATEISMO

Ateísmo pasivo ó ateísmo militante?
Siempre fuí un ateo pasivo, nunca intenté introducir la religión como motivo de conversación, salvo que me preguntaran el famoso y repetido ¿y vos porqué no crees en dios?
Pero de un tiempo a esta parte estoy cambiando raudamente de opinión. No estoy tan seguro que sea saludable el silencio. Sobre todo cuando se puso de moda el tema del terrorismo internacional hace algunos años. Hasta entonces, no se me había ocurrido, que aquí mismo también sufrimos de una intolerancia cualitativamente similar aunque cuantitativamente no tan extrema.
Hace poco uno de mis hijos me decía que no tenía sentido que yo despotricara contra la religión, que no tenía nada de malo que otros crean y que vayan a misa.
Entonces tuve que elaborar una respuesta para darle y es esta:

La religión es inocente hasta que deja de serlo, y a veces con graves e inesperadas consecuencias. En mi país, Argentina, en los años 2005-2006 vimos por televisión una serie de capítulos dramáticos unitarios muy buenos, llamada MUJERES ASESINAS, basados en historias policiales reales ocurridas en los últimos años. Mas de una persona se habrá percatado del altísimo porcentaje de epidodios en los que la -asesina- respondía a un delirio místico. Esa misma mujer sumisa, cariñosa, que adoraba figuras religiosas e iba a misa en demasía, de repente se transformaba, ya sea espontáneamente ó por alguna circunstancia desencadenante, en una furiosa máquina de matar en nombre -dios- ó quién sabe de quién, y las víctimas casi siempre eran sus hijos ó seres muy queridos.
Aparte son incontables los casos de pacientes con la misma patología que tuve la desgracia de ver en mi trabajo en un hospital psiquiátrico de Santa Fe (aunque sin llegar a los extremos de asesinatos).
En uno de los nóveles partidos políticos, milita una muy reconocida figura, la Sra. Elisa Carrió, honesta, inteligente, y con una plataforma política bastante acertada para mi gusto. Pero, he aquí que la Sra. tiene colgado un enorme crucifijo en el pecho, y no se le cae el -dios- de la boca en ninguna conversación. Varias veces me he sentido seducido a votarla, pero mi temor fué mayor...por las dudas ¿viste?.
¿Porqué quienes jamás hemos intentado convencer a nadie de nuestras no creencias, ya sea personalmente ni a través de medios públicos, debemos tolerar sumisamente la intromisión de organismos religiosos en un Estado que se proclama laico?
Estoy cansado de vivir en un Estado pseudolaico, y si no me creen, lean...
Un Estado donde hasta hace poco el Presidente debía ser católico.
Un Estado donde sobre todo en escuelas de pueblos, los maestros les hablan de religión a sus alumnos como si todos fueran creyentes, la Iglesia propala sus charlas y sus misas, etc. a través de radios circuito cerrado en los negocios del pueblo.
Un Estado donde un impresionante número de ciudades y pueblos tienen nombre de santo ó de militar (Rosario, Santa Fe, San Nicolás, etc.etc - Gral.Conesa, Gral.Urquiza, Cnel.Bogado, etc.etc).
Un Estado donde si quiero que mi hijo varón se llame José Susana no puedo, pero sí puedo José María.
Un Estado donde si quiero que mi hija mujer se llame María Pedro no puedo, pero sí puedo María José.
Un Estado donde los frailes tienen un lugar privilegiado junto a los Presidentes en cada ceremonia importante, llámese asunción, Tedeum, etc.
Un Estado donde en los comités de ética de los hospitales, un sacerdote católico está ocupando una banca con voz y voto, y yo me pregunto qué mayor autoridad tiene ese señor que por ejemplo un filósofo ó un autodidacta ateo con conocimientos en biología y ética, etc.
Un Estado donde se retrasa en años (léase vidas) cada decisión sobre control de natalidad y prevención de enfermedades, llámese anticoncepción y profilaxis del SIDA con preservativo, aborto, eutanasia, etc. por "consejo" de la Iglesia.
Un Estado donde todos los ciudadanos, creyentes ó no, estamos subsidiando el mantenimiento de templos y sueldos de sacerdotes, y escuelas y facultades religiosas.
Un Estado donde los homosexuales no tienen derechos civiles.
Un Estado que si entra en guerra, respeta las "objeciones de conciencia" de sus sacerdotes para no participar de la contienda, pero cuyas objeciones de conciencia de los demás son consideradas "traición a la patria" y por lo tanto un consejo de guerra puede condenarlos a muerte.
Un Estado donde estoy pagando por televisión de cable y me tengo que comer canales exclusivos de religión, en vez de ser optativos y codificados como lo son los de contenido porno.
Un estado donde en los medios de comunicación públicos, los conductores o comunicadores de noticieros o programas de interés general en teoría laicos, en numerosas oportunidades emiten frases como "hoy se conmemora tal y tal cosa, de -nuestro señor- etc, etc", entonces porqué no escuchar "hoy se conmemora el nacimiento de nuestro queridísimo amigo el general Videla", etc, etc....
¿Es realmente un estado laico?
Esto seguirá...

El porqué del ateismo:
Imaginemos un mundo como el de la Edad Media. La religión es ama y señora de los hombres. La ciencia ha caído en el estancamiento en toda Europa, y después de un corto florecimiento entre los árabes, otra religión la sepulta también en Oriente. Los hombres viven con temor de ser castigados por Dios, de pensar erróneamente y terminar en la cárcel, en la picota o en la hoguera. Más que nada, pasan sus pobres vidas trabajando para poder dar su producto a un señor que los sacerdotes le dicen fue puesto allí por Dios, al igual que el rey que los gobierna a todos, que a su vez está sometido al Papa. Cuando terminan su jornada, rezan, pensando que así se librarán de su miseria. Rezan para que Dios haga llover o evite el granizo, para que la peste no arrase con sus familias, para que la arbitrariedad del amo no los castigue. No entienden nada de esto; creen que la lluvia y el granizo son premio o castigo por sus acciones, y así temen actuar, no vaya a ser que enojen a Dios. Creen que el amo es superior a ellos, porque las Escrituras dicen que toda jerarquía humana es decreto de Dios, y así no se rebelan. Creen que la peste es un castigo. No saben que la lluvia y el granizo son fenómenos naturales, que se pueden predecir; no saben que la peste no es un soplo maléfico ni una plaga como las del Antiguo Testamento sino una enfermedad prevenible; no saben que los títulos nobiliarios no valen de nada, que todos los hombres y mujeres somos fundamentalmente iguales. Hoy sabemos todo esto, y sin embargo muchos siguen comportándose igual que aquellos siervos del feudo. Temen contradecir a sacerdotes y pastores, porque creen que son delegados de Dios. Escuchan el pronóstico del tiempo y sin embargo siguen creyendo que rezando pueden cambiarlo. Se enferman y, a la vez que van a un médico, piden a su Dios invisible que los ayude a sanar, y si se curan, insultan al médico agradeciéndole a Dios más que a él (o en vez de a él). Algunos ya no creemos en estas cosas, y no es que seamos unos adelantados, privilegiados o iluminados. Nuestras vidas son tan difíciles como las de cualquier otro, pero ya no nos reconforta creer en fábulas ni nos impresiona la autoridad que emana de los autonombrados portavoces de la divinidad. Creemos que las cosas no son buenas o malas porque sí o porque lo diga la sociedad o un libro viejo o un "pastor de almas", sino por sus consecuencias y por nuestro propio sentido moral. Mostrar con ejemplos prácticos cómo la religión no tiene el monopolio de lo moral y sublime, y cómo no creer en Dios es semejante a sacarse unas lentes coloreadas y distorsionadas de adelante de los ojos, para llegar a ver las cosas con claridad. El ateísmo es la noticia de que no hay que recurrir a la superstición y la fe, enemiga de la razón y el sentido común, para explicar el mundo y para vivirlo en plenitud. Es la noticia de que no hay premios y castigos divinos, y por lo tanto lo que es bueno tiene que ser bueno para el hombre, no para Dios, y lo mismo con lo malo, y ambos tienen que ser retribuidos justamente aquí, en la Tierra.

Por qué soy ateo:
Si un Dios existiese, su presencia sería clara e inconfundible. Dicen que negar la existencia de Dios es negar todo lo que es bueno, lo sublime, lo que nos trasciende, lo que nos hace ser humanos. Somos tan morales o tan inmorales como el promedio, y cuando hacemos una buena acción la hacemos porque es buena, no porque nos gane un lugar en el cielo; cuando dejamos de hacer algo malo, no lo hacemos porque nos dé culpa que Dios nos mire, sino porque es malo; y si cometemos una falta, no nos ponemos de rodillas a pedir perdón a las nubes, o a un sacerdote, sino que pasamos directo a reparar la falta y pedimos perdón a quien le corresponde, al afectado. En general creo que todos amamos a nuestros padres, hermanos e hijos, a nuestras parejas sentimentales, a nuestros amigos; todos podemos apreciar una canción o una puesta de sol. No nos arrodillamos frente a altares de mármol ni crucifijos de madera, pero muchos sentimos reverencia y asombro ante una montaña o un tigre salvaje en todo su esplendor. "Dios" es un concepto sin significado razonable para nosotros. El ateísmo es una actitud a la que uno llega, no una decisión que uno toma. Cuando uno no cree en Dios, a pesar de la presión social que muchas veces tiene que soportar, es generalmente porque no puede. El ateo no tiene que demostrarle nada a nadie. Nadie va por ahí predicando que los duendes existen y que los que no creen en duendes deben demostrar su inexistencia; mientras no haya pruebas de que los duendes existen, no creer en ellos es de puro sentido común. En todo tipo de discusión sobre cosas hipotéticas y no obvias, el que debe aportar pruebas es el que afirma, no el que niega. Los creyentes de todas las épocas han sentido la necesidad de demostrar que su Dios existe, lo cual resulta desde ya sospechoso (un Dios como se debe, en mi humilde opinión, tendría que ser obvio, especialmente si es bueno y quiere que creamos en Él, y nos manda al infierno si no lo hacemos).

Dios y la ciencia:
Nadie dice que la ciencia deba tener todas las respuestas. La ciencia formula teorías. Una teoría no es una idea que uno armó después de una noche de borrachera. Una teoría es una estructura formal que resume observaciones, plantea hipótesis y las explica tentativamente, haciendo predicciones que pueden ser testeadas. Por ejemplo, la teoría de Newton sobre las fuerzas y la gravedad explica los movimientos de los planetas y permite predecirlos. Si un planeta comenzara a moverse de una manera distinta a la predicha, entonces la teoría de Newton resultaría falseada. Newton, siendo un buen científico, no insistiría, no instituiría un dogma ni quemaría a sus "herejes" en una hoguera, sino que se pondría a corregir su teoría. Culpar a la ciencia de querer conformarnos con teorías en vez de con hechos ciertos es reflejo de una gran ignorancia, al igual que presentar teorías como hechos. Pero peor aún es pretender que, como la ciencia no da seguridades, debemos abandonarla y confiar en la religión, explicando lo desconocido o dudoso con un simple y generalizante "Dios lo hizo". Incluso nuestro lenguaje refleja cómo en realidad sabemos que esto es ridículo. "Dios sabe" significa "no tengo idea". "Dios proveerá" significa "confío en que algo me sacará del lío". "Dios lo va a castigar" significa "va a salirse con la suya mientras viva". "Dios lo hizo" quiere decir que no sabemos cómo se hizo, y no nos importa saber; que confiamos tan poco en la inteligencia y la capacidad humanas que creemos firmemente que jamás habrá manera de saber. Este Dios que ocupa los huecos de la ignorancia humana es conocido, apropiadamente, como "el Dios de los Huecos" (en inglés, "God of the Gaps"). Dado el avance de la ciencia en los últimos siglos y en particular durante el último, este Dios se ha estado encogiendo a un ritmo alarmante para muchos. Algunos se encierran en lo antiguo, como los fundamentalistas que obligan a sus hijos a abstenerse de leer y ver TV salvo para leer la Biblia y ver programas de adoctrinamiento. Otros, más astutamente, hacen como que aceptan a la ciencia, pero le adosan la fe como "complemento" (cuando en realidad la fe y la ciencia se contradicen en su misma base) y adornan las teorías científicas en boga con aditamentos teológicos. Éste ha sido el camino seguido por la Iglesia Católica. Dios y la ciencia son incompatibles; es incompatible el método científico con los principios que llevan a los creyentes a estar seguros de su Dios. La fe es creer sin pruebas o a pesar de las pruebas; la ciencia es creer en las cosas que han resistido las pruebas con éxito, y guardar silencio sobre lo que no se sabe.

Argumentos de autoridad:
¿por qué creemos en algo, la mayoría de los seres humanos, antes de haber ido a la escuela? Creemos en lo que nos dicen nuestros padres, nuestros primeros maestros. Absorbemos lo que nos dicen y lo incorporamos a nuestra moral, a nuestra conducta, a veces para siempre. Por lo tanto, durante nuestros primeros años nuestro cerebro es como una esponja, que todo lo absorbe sin más; en esta época se crean nuestros hábitos y condicionamientos. A veces las consecuencias de una "programación" errónea durante la niñez son terribles. Los traumas, las inhibiciones, todo queda grabado de manera indeleble o casi indeleble sobre nuestras mentes. Si mamá nos golpeó muchas veces, es casi seguro que nuestro cerebro infantil grabe el mensaje de "para obtener obediencia, hay que golpear", y que de adultos golpeemos a nuestros hijos. La religión es una de esas cosas que heredamos, queriendo o no, de nuestros padres. Los creyentes no deben nunca olvidar que, en su mayoría, son miembros de la "verdadera" religión por pura casualidad, por haber nacido en un hogar y un país determinado, no por su fe o su buen juicio. Otros factores influyen para que aceptemos nuestra religión. No sólo nuestros padres nos educaron en ella, sino que gente a la que admiramos la sigue también. Es aceptada en la sociedad. Sus sacerdotes son considerados gente especial, distinta, más cercana a Dios, y ellos predican esa religión. Algunas religiones, como el catolicismo, tienen figuras (vivas o muertas, reales o míticas) que hablan con toda autoridad de las bondades de la religión. ¿Cómo nos atrevemos los ateos a renegar de lo que nuestros padres nos enseñaron, de lo que dicen los sacerdotes (que literalmente estudiaron para ser intermediarios de Dios), de lo que dice un Papa, un Gran Rabino, un Swami, una Teresa de Calcuta, un Martin Luther King, un Mahatma Gandhi? La verdad es que todas estas figuras y muchas más han dicho cosas inspiradoras y han jugado un papel importante en el mundo, pero todos ellos han sido humanos, con sus propios prejuicios y sus propios condicionamientos, y tan falibles como cualquiera. Con mayor o menor tolerancia, con fines transparentes u ocultos, han hablado de lo que está bien para ellos; nada hay que nos pruebe fehacientemente que hayan hablado de parte de Dios, o según la voluntad de Dios. Tampoco las sagradas escrituras en que pueden haberse basado, aunque tengan parte de verdad y de utilidad y de sentido moral, son inspiradas por Dios, a menos que creamos lo que ellas mismas proclaman (lo cual es una forma de argumentar en círculo). Si hubiera un Dios, probablemente sería una entidad muy compleja, y tengo la fuerte sensación de que no seríamos capaces de entenderlo si lo encontrásemos. Los clérigos y los teólogos hablan sobre Dios como si Él fuese un objeto concreto que han estudiado y una persona a la que han conocido íntimamente por años; esto estaría muy bien, y yo me sentiría inclinado a aceptar sus dichos, si pudieran al menos mostrarme pruebas de que este objeto o persona es real para empezar. De otra forma, todo puede ser un simple juego de la imaginación.

Motivos para creer:
"Yo digo que ambos somos ateos. Yo simplemente creo en un dios menos que tú. Cuando entiendas por qué descartas a todos los otros posibles dioses, entenderás por qué yo descarto al tuyo." (Stephen Roberts) La existencia de Dios es difícil (yo diría imposible) de probar, los ateos no necesitamos probar nada. Esa carga descansa sobre el creyente. No creo en Dios por la misma razón por la que no creo en otras cosas que la gente común no cree, como Papá Noel, de qué manera es diferente Dios que Papá Noel. Se puede decir que uno "siente" a Dios "en su corazón", siente que no puede dejar de existir. Pero cuando uno era un chico, sentía a Papá Noel en el corazón en la noche de Navidad... y eso no significa que haya sido verdad. Simplemente era un anhelo, un ideal infantil.

Lo que el ateísmo hace y no hace:
Cosas que el ateísmo no hace:
No impulsa grandes obras, como la construcción de catedrales. No impulsa grandes empresas, como las Cruzadas o el exterminio de los indios americanos. No consuela al que sufre. No le dice al que no sufre que es bueno sufrir. No conduce a la mentira, ni al robo, ni al adulterio, ni al crimen. No conduce a la compasión, ni al amor desinteresado, ni a la represión de los deseos corporales. No implica odio a la religión ni a los que la profesan. No pretende que el hombre sea esclavo de un poder superior, ni un ser superior en una creación a su servicio.
Cosas que el ateísmo hace:
Libera a la mente para pensar como quiera sin temor a cometer "blasfemia" o tener "pensamientos impuros". Muestra al mundo tal como es, sin perjuicio de interpretaciones posteriores. Deja al ateo desamparado en un mundo hostil a su falta de creencia. Perturba la seguridad de los creyentes sinceros. Es irritante para las ansias de control de los líderes religiosos. Hace del hombre lo que es, un animal autoconsciente capaz de grandes acciones. Implica amor a la verdad lógicamente razonada y entendida, sin importar sus consecuencias.

Ateos y creyentes, la discusión:
Un ateo puede discutir (o debatir) muchas cosas con un creyente de cualquier religión. Discutir el tema de la existencia de Dios puede llevarlo a interminables especulaciones filosóficas, o a constataciones científicas con de alto nivel. Algunos prefieren atenerse a las pruebas históricas (incluyendo la crítica académica de las escrituras sagradas). Estos temas son extremadamente complejos y poco accesibles para el hombre común sin una inmensa biblioteca. En cambio, evaluar el rol de la religión y de la fe en la sociedad y en el mundo está al alcance de todos. El tema de fondo, la existencia de Dios, requiere primeramente de una definición de lo que se trata. Si bien para el creyente una definición puede ser una obviedad, resulta evidente, luego de un tiempo de observación, que el concepto de Dios es variable no sólo entre personas, sino en la mente de una misma persona. La abrumadora mayoría de los creyentes en realidad son repetidores de consignas. Por ejemplo, si el creyente dice "creo en el Dios de la Biblia", habrá que averiguar si es el del Antiguo Testamento (el Dios tribal hebreo que comanda la destrucción y pillaje de naciones enteras, y que compite con otros dioses menores) o el del Nuevo Testamento (el Dios universal que es tres además de uno y que se humilla ante los hombres). La existencia de Dios (como hipótesis) es completamente independiente de la existencia del hombre, de las religiones, de las escrituras sagradas, o de la bondad o maldad de cualquiera de ellas. Resulta, por ejemplo, ridículo decir "no creo en Dios porque la Iglesia quemó vivas a muchas personas" o "no creo en Dios porque los curas viven de la colecta y tienen mujeres a escondidas". Más allá de estas cosas (ciertas o no), esto refleja un estado de rechazo irracional de una idea por asociación, un rechazo que no es intelectualmente válido, y que transmite además una imagen distorsionada del ateo como persona resentida y odiosa. Somos testigos hoy, además, de una tendencia al reconstruccionismo (*) por parte de sectores cristianos fundamentalistas. (*) Reconstruccionismo significa la promoción de la idea de que la historia no fue como nos la contaron, debido generalmente a una combinación entre conspiraciones y equivocaciones, y de que hay que volverla a escribir luego de una investigación que ponga los hechos en su lugar. Es una forma extrema de revisionismo histórico, que encuentra su mayor exponente hoy entre los que niegan que el Holocausto haya ocurrido, o que haya sido tan terrible (y acusan a los judíos de conspirar para difamar a los nazis). En cuanto al reconstruccionismo religioso, los fundamentalistas cristianos norteamericanos han intentado últimamente violentar la separación constitucional entre Iglesia y Estado "reconstruyendo" las ideas religiosas de los padres fundadores del país (deístas y agnósticos en su mayoría) para mostrarlas como legitimación de sus ansias de instaurar una teocracia (la palabra "teocracia" no es una exageración; al menos un líder fundamentalista la ha empleado en una expresión de deseo en público). En cuanto a los católicos, hay un sector conservador importante en la Iglesia que se empeña en calificar todo los hechos históricos incómodos para la Iglesia como "leyenda negra", incluyendo en este rubro la Inquisición, la persecución de los protestantes, el apoyo de la Iglesia a casi todas las dictaduras y tiranías de derecha que hayan existido bajo su influencia, y muy particularmente los tratos de la Iglesia con los nazis. He observado también una tendencia al victimismo en ambos casos (los fundamentalistas norteamericanos dicen que el Estado laico los oprime y los margina como creyentes; los católicos conservadores afirman que ningún grupo ha sido tan perseguido como ellos por todos las dictaduras).

Ateísmo y panteísmo:
EVIDENCIA: certidumbre tan clara de una cosa, que nadie puede racionalmente dudar de ella. AXIOMA: principio tan claro y evidente que no necesita demostración.
Mi definición de ateísmo es la compartida por la mayoría de los ateos, es decir, la no creencia en la existencia de Dios (una fuerza sobrenatural, personal, eterna, omnisciente, bondadosa, creadora y trascendente), pero no porque se nos antoje, si no porque tal idea es la más consistente con la realidad que observamos. Bajo esta definición, un ateo que comprobara evidencias de la acción divina en el mundo debería en principio suspender su presunción de que Dios no existe, y examinar lo que tiene. Una evidencia convincente transformaría a un ateo en un teísta. De todas formas, hay algunas cosas que el ateo debe creer sin pruebas: el tipo de cosas sin las cuales no se puede construir ningún sistema lógico que pueda sobrevivir al mundo. Es decir, axiomas. Uno de los axiomas del ateo es el de naturalismo o materialismo, que postula que todo lo que existe es por definición parte de la naturaleza material, y por lo tanto sujeto a leyes naturales. Esto elimina toda posibilidad de creer en un Dios trascendente, que sea más grande que el universo o pueda romper las leyes físicas. Un ateo que encontrara evidencia de Dios debería, por este axioma, examinarla como lo haría con evidencia de cualquier otro fenómeno material, y buscar una explicación en las leyes naturales. No cabe la posibilidad de la trascendencia; si Dios existe, puede ser una entidad poderosa que utilice las leyes físicas para producir lo que nosotros llamaríamos milagros, pero no puede estar fuera del universo, porque éste es por definición todo y lo único que existe. (Esto no significa que lo inexplicable, como las remisiones "espontáneas" de enfermedades, o el amor, o las visiones místicas, no existan. Simplemente supone que todas estas cosas tienen, a fin de cuentas, una explicación material y susceptible de ser aprehendida por el intelecto, si bien no la hemos encontrado.) El panteísmo postula que Dios y el mundo son la misma cosa; al hacerlo, el universo se vuelve sagrado y digno de adoración. Es posible que ciertas personas encuentren difícil esta proposición. La mayoría de las religiones postulan que Dios es superior al universo y lo dirige, al menos en parte. El ateísmo per se no emite juicios sobre los orígenes del universo, aunque muchos de los que los buscan sean ateos. En general, el ateo considera que Dios es una creación del hombre, un concepto sin existencia real justificado por la desesperación o la imposibilidad de comprender todo lo que nos rodea. (Así lo creo yo también, al menos sobre los dioses de todas las religiones teístas tradicionales.) Así pues, en esta visión opuesta al teísmo, Dios es producto del hombre en vez de al revés, y por lo tanto es mayor que él sólo en teoría, y mucho menor (una mera proyección) en realidad. Sostengo que la visión del mundo de alguien nacido y criado fuera de un ambiente teísta debe ser atea, porque es consistente con todo lo visible.

¿Para qué sirve la religión?
RESUMEN DEL ARTICULO DE RICHARD DAWKINS
Si un animal salvaje realiza habitualmente una actividad inútil, la selección natural favorecerá a los individuos rivales que a cambio dedican tiempo a sobrevivir y a reproducirse. La naturaleza soporta jeux d'esprits frívolos. El utilitarismo rudo triunfa, aunque no parezca.La conducta religiosa en simios bípedos ocupa grandes cantidades de tiempo. Devora grandes recursos. Una catedral medieval consumía cientos de hombres y siglos en su construcción. La música sagrada y las pinturas devocionales monopolizaron enormemente el talento medieval y el del Renacimiento. Miles, talvez millones, de personas han muerto, con frecuencia aceptando primero la tortura, por la lealtad a una religión contra una alternativa que apenas se distinguía. Gente devota ha muerto por sus dioses, asesinado por ellos, ayunado por ellos, soportado azotes, llevado una vida de celibato y jurado silencio por el bien de la religión.La religión es un universal humano: cada cultura, en cualquier lugar del mundo, tiene un estilo de religión que aún los no practicantes reconocen como norma para esa sociedad, así como se tiene un estilo de vestir, un estilo de cortejar y un estilo de servir la comida. ¿Para qué es buena la religión?Hay poca evidencia de que las creencias religiosas protejan a las personas de enfermedades relacionadas con el estrés. La evidencia no es buena, pero no sería del todo tan sorprendente. Una parte no-insignificante de lo que un doctor puede darle a un paciente es consuelo y seguridad. Mi doctor no practica literalmente la imposición de manos. Pero muchas veces he sido instantáneamente sanado de alguna enfermedad menor por una voz calmada y tranquilizante de un rostro inteligente superando un estetoscopio. El efecto placebo está bien documentado. Pastillas ficticias, sin ninguna actividad farmacéutica, mejoran la salud demostrablemente. Es por eso que las pruebas de drogas utilizan placebos como controles. Es por eso que los remedios homeopáticos parecen funcionar, aunque ellos están tan diluidos que contienen la misma cantidad de ingrediente activo que el placebo de control-cero moléculas.¿Es la religión un placebo médico, que prolonga la vida reduciendo el estrés? Talvez.Dichos tales como "La religión satisface nuestra curiosidad acerca del universo y nuestro lugar en él." O "La religión es consuelo. La gente le teme a la muerte y están enredados en religiones que prometen que la sobreviviremos." Puede haber algo de verdad sicológica en esto.. . . sólo surge la pregunta de por qué una mente evolucionará para encontrar confort en creencias que claramente ve que son falsas. Una persona yerta no encuentra confort creyendo que está tibia; una persona cara a cara con un león no se apacigua creyendo que es un conejo.La selección de grupos es la idea controversial de que la selección Darwiniana elige entre grupos de individuos, en la misma forma que, de acuerdo con la teoría Darwiniana normal, elige entre individuos en los grupos. El antropólogo de Cambridge Colin Renfrew, por ejemplo, sugiere que la Cristiandad sobrevivió por una forma de selección por grupos ya que esto promovió la idea de la lealtad y el amor fraterno entre grupos.Este es un ejemplo, para mostrar otra forma en la cual la teoría de la selección por grupos de la religión podría funcionar. Una tribu con un "dios de las batallas" conmovedoramente beligerante gana las guerras contra una tribu cuyo dios pide paz y armonía o una tribu sin ningún dios. Los guerreros que creen que la muerte de un mártir los enviará derecho al paraíso luchan valientemente y deseosos de dar sus vidas. De modo que es más probable que su tribu sobreviva a una selección entre tribus, robe el ganado de la tribu que conquistó y tome a sus mujeres como concubinas. Esas tribus exitosas crean otras tribus hijas que salen y propagan más tribus hijas, todas venerando al mismo dios de la tribu. Note que es diferente a decir que la idea de una religión guerrera sobreviva. Claro que lo hará, pero en este caso el punto es que el grupo de personas que sostienen la idea sobreviven.Los fenómenos de grupos como jerarquía de dominación no varían en sí genéticamente, puesto que los grupos no tienen genes.Las polillas vuelan por encima de la llama de una vela y no parece un accidente. Ellas se salen de su camino para hacer de ellas mismas una ofrenda. Podemos llamar a esto "conducta de auto inmolación" y preguntarnos cómo la selección natural Darwiniana podría favorecerla. Mi punto, de nuevo, es que necesitamos rescribir la pregunta antes de poder si quiera dar una respuesta inteligente. No es suicidio. El suicidio aparente surge como un efecto colateral inadvertido.La luz artificial es una llegada reciente en la escena nocturna. Hasta hace poco, las únicas luces nocturnas eran la luna y las estrellas. Estando en infinidad óptica, sus rayos son paralelos, lo que los hace compases ideales. Se sabe que los insectos utilizan los objetos celestiales para guiarse con exactitud en una línea recta. El sistema nervioso de los insectos es experto en establecer una regla temporal de reconocimiento como, "Establecer un curso tal que los rayos de luz lleguen a sus ojos a un ángulo de 30°." Debido a que los insectos poseen ojos compuestos, esto sumará para favorecer un omatidio particular (tubo óptico individual que sale de la parte del centro del ojo compuesto).Pero el compás de luz cuenta con el objeto celestial que está en la infinidad óptica. De lo contrario, los rayos no están paralelos sino que divergen como los radios de una rueda. Un sistema nervioso que utiliza una regla de 30° hacia una vela, como si fuera la luna, guiará a la polilla, en un espiral logarítmico puro, hacia la flama.Es aún, en promedio, una buena regla. No notamos los cientos de polillas que silenciosamente y efectivamente están guiándose por la luna o una estrella luminosa o es más, por las luces de una ciudad distante. Solamente vemos polillas que se lanzan hacia nuestras luces y nos hacemos la pregunta incorrecta. ¿Por qué todas esas polillas están suicidándose? En cambio, debemos preguntarnos por qué ellas tienen sistemas nerviosos que se guían manteniendo un ángulo fijo automático hacia los rayos de luz, una táctica que sólo notamos en ocasiones cuando va mal. Cuando se replantea la pregunta, desaparece el misterio. Nunca estuvo bien llamarlo suicidio.Una vez más aplica la lección para la conducta religiosa en humanos. Observamos gran número de personas -en muchas áreas locales suman hasta el 100 por ciento- que mantienen creencias que contradicen de lleno hechos científicos demostrables, así como a religiones rivales. Ellas no sólo sostienen estas creencias sino que dedican tiempo y recursos a actividades costosas que surgen de mantenerlas. Mueren o matan por ellas. Nos asombramos ante todo esto, así como nos maravillamos de la conducta de inmolación de las polillas. Desconcertados, nos preguntamos "¿Por qué?" Aún de nuevo, el punto es que podemos estar haciéndonos la pregunta incorrecta. La conducta religiosa puede ser una falla, una manifestación desafortunada de una propensión sicológica subyacente que en otras circunstancias fue una vez útil.Más que otras especies, sobrevivimos debido a la experiencia acumulada de las generaciones previas. Teóricamente, los niños deben aprender de la experiencia para no nadar en aguas infestadas de cocodrilos. Pero para decir lo menos, habrá una ventaja selectiva en los cerebros de los niños con la regla: Crea lo que sus mayores le digan. Obedezca a sus padres, obedezca a los ancianos de la tribu, especialmente cuando adopten un tono solemne. Obedezca sin preguntar.Nunca he olvidado un sermón horroroso, predicado en la capilla de mi escuela cuando era pequeño. Fue horroroso: en ese entonces, mi cerebro de niño lo aceptó como lo pretendía el predicador. Él contó la historia de un grupo de soldados, que entrenaba a lado de una línea del ferrocarril. En un momento crítico, el sargento que dirigía el entrenamiento se distrajo y olvidó dar la orden de detenerse. Los soldados que habían sido bien entrenados para obedecer órdenes sin preguntar continuaron marchando justo en la vía en la que venía un tren. El punto es que el predicador quería que nosotros los niños consideráramos como virtud el servilismo de los soldados y la obediencia incuestionable hacia una orden, por demás absurda.Como los soldados entrenados idealmente, los computadores hacen lo que se les dice. Ellos obedecen servilmente las instrucciones que se les den correctamente en su lenguaje de programación. Es así como realizan cosas útiles como procesar palabras y hacer hojas de cálculo. Pero, como producto inevitable, son igualmente automáticos al obedecer malas instrucciones. No tienen forma de decir si una instrucción tendrá un efecto bueno o malo. Simplemente obedecen, como se suponen que hacen los soldados.Es su obediencia incuestionable lo que hace que un computador sea vulnerable a la infección de virus. Un programa diseñado maliciosamente que diga "Cópieme en todo nombre en cualquier lista de direcciones que encuentre en este disco duro" será obedecido sencillamente y obedecido nuevamente por otros computadores a los cuales se les envíe, de manera exponencial. Es imposible diseñar un computador que sea obediente y al mismo tiempo inmune a la infección.Si he hecho mi trabajo bien, usted ya habrá completado el argumento acerca del cerebro de los niños y la religión. La selección natural construye los cerebros de los niños con una tendencia a creer lo que sus padres y ancianos de la tribu les digan. Y esta cualidad los hace automáticamente vulnerables a la infección. Por excelentes razones de supervivencia, los cerebros de los niños necesitan confiar en sus padres y en los ancianos a los cuales sus padres les dijeron que debían confiar.Una consecuencia automática es que "el que confía" no tiene forma de distinguir entre un buen consejo y uno malo. El niño no puede decir que "Si nada en el río será alimento de los cocodrilos" es un buen consejo pero que "El que no arriesga un huevo no tiene un pollo" es un mal consejo. Estos suenan igual. Ambos consejos vienen de fuentes confiables y están dichos con una seriedad solemne que exige respeto y requiere obediencia.Lo mismo aplica para las proposiciones acerca del mundo, el cosmos, la moralidad y la naturaleza humana. Y, por supuesto, cuando el niño crece y tiene sus propios hijos, naturalmente les pasará toda la suerte a sus hijos utilizando las mismas sentencias impresionantes.En este modelo, esperamos que, en diferentes regiones geográficas, diferentes creencias arbitrarias que no tienen una base real sean transmitidas, para que sean creídas con la misma convicción que los conocimientos útiles de la sabiduría tradicional tales como la creencia de que el estiércol es bueno para los cultivos.El cerebro en la niñez tiene una tendencia a creer en sus ancianos, a imitar, por lo tanto indirectamente a extender rumores, leyendas urbanas y a creer en religiones. Pero dado que la selección genética ha creado los cerebros para esto, entonces ellos pueden proporcionar el equivalente de una nueva clase de herencia no genética, que puede formar la base de una nueva clase de epidemiología y talvez una nueva clase de selección Darwiniana no genética. Yo creo que la religión es uno de los grupos de fenómenos explicados por esta clase de epidemiología no genética, con la posible mezcla de una selección Darwiniana no genética. Si estoy en lo correcto la religión no tiene un valor de supervivencia para los seres humanos individuales ni para el beneficio de sus genes. El beneficio si existiera no sería la religión en sí.

COMO NACEN LOS DIOSES
La necesidad de creer es innata en el hombre. Según lo atestiguan los estudios antropológicos y arqueológicos, en todo tiempo y lugar del orbe, el ser humano ha creado sus dioses y ha puesto su fe en ellos. Hombre, animal, planta, mineral, montaña, río, lago, astro, fueron, según épocas o grupos humanos, depositarios de fuerzas superiores o identificados con ellas.Entre los egipcios, por ejemplo, a los dioses animales sucedieron los dioses hombres o dioses híbridos, mitad animales o mitad hombres.Los astros fueron venerados por los pueblos de las más diversas razas y localizaciones geográficas. Un ejemplo es el sol, llamado Ra por los egipcios, e Inti por los antiguos quechuas. Los dioses y las diosas del panteón azteca llegaron a ser 64 distribuidos en dioses mayores, creadores, de la fecundidad, de la lluvia, del fuego, planetarios y estelares, dioses de la muerte y de la Tierra.Según Hesíodo, el número de divinidades secundarias de la antigua Grecia sobrepasaba los 30.000.Si sumáramos todos los dioses conocidos imaginados por el hombre de todos los tiempos, arribaríamos a una cifra asombrosa.¿Pero qué es lo que impulsa al hombre a creer en lo sobrenatural? La respuesta es compleja.Una de las causas es la ignorancia del ser racional primitivo inmerso en un medio hostil. Los pueblos más primitivos poblaron profusamente su entorno de seres sobrenaturales que pensaban, obraban y poseían todas las pasiones humanas. La naturaleza adquiría, de ese modo, voluntad, y sus elementos podían, amar, odiar, perseguir, perdonar, vengarse, etc.De esta manera la mente primitiva lograba explicar muchas cosas que, en virtud de su ignorancia, constituían verdaderos enigmas.La tragedia, el accidente, la enfermedad, la muerte, podían ser causados por la venganza de algún dios ofendido. De ahí al establecimiento del rito había un solo paso. Se debía aplacar al dios. ¿Cómo? Con cánticos, danzas, simulacros, gritos, instrumentos de percusión, oraciones, etc.Si las lluvias tardaban en caer y se secaban los sembradíos, un ente sobrenatural tenía que ser sin duda el responsable, y era necesario invocarlo.Si, por el contrario, las lluvias excesivas producían inundaciones, se debía a que el dios estaba enfadado, y para que cesara de llover, se le ofrecían sacrificios con el fin de aplacarlo. Las tempestades, los terremotos, las erupciones volcánicas, las epidemias y las devastaciones de cultivos por plagas se interpretaban como manifestaciones de la ira de varios dioses, aunados para castigar al pueblo por alguna ofensa.Así la enigmática y traicionera naturaleza cobraba sentido, y los golpes siniestros provenientes de lo desconocido, como una muerte súbita, por ejemplo, adquirían significación.Los dioses transformaban el mundo del hombre primitivo en díscolo y amenazante, pero por otro lado dominable y, entonces, menos terrorífico.Se superaba la sinrazón confiriendo voluntad a lo azaroso, y así fueron inventados los dioses.Algunos dioses eran díscolos, pero explicaban fenómenos reales como los diluvios y las sequías.A veces se comportaban como buenos, y a veces como malos, pero cuando actuaban como malos, se los podía “persuadir” para que volvieran a ser buenos y derramaran sobre los campos lluvias moderadas o inclinaran el ánimo de los poderosos (reyes) hacia la cordura.Esto ocurría en los tiempos primitivos, cuando la ciencia aún no existía y los hechos eran inexplicables de otro modo que no fuera por la magia y lo sobrenatural. La necesidad de la existencia de los dioses era imperiosa pues podía comprometerse la existencia de un ser, consciente de los peligros que lo acechaban. Las experiencias nefastas descubrían la hostilidad del medio y la conciencia del peligro de que se repitieran habría sumido al ser en un estado de terror ante el mundo, de no haber hallado aquel mecanismo salvador para la especie sapiens: la fe en algo que lo protegiese.Sin embargo, hoy en día, a pesar de que gracias a la ciencia el mundo ha dejado de ser tan enigmático, aún se acepta la existencia de dioses.Podemos creer que una de las razones es la tradición, pero quizá la más importante sea esa necesidad de creer en lo mágico como los pueblos primitivos, que ha sobrevivido hasta la actualidad en la psique humana.Si bien hoy se conoce el origen de muchas enfermedades y cómo curarlas o prevenirlas del mismo modo como se saben las causas de las tempestades, de los terremotos y de las erupciones volcánicas, no por ello en determinadas circunstancias puede evitar el hombre sufrir angustias existenciales cuando lo amenaza la pesadumbre.Las desgracias, los golpes de la vida o las circunstancias apremiantes, pueden sumir al individuo en la desesperación. Entonces es cuando aflora en él, con toda su fuerza, la necesidad de la religión. El mahometano clamará a Alá, el budista acudirá al santuario y el supersticioso visitará a un manosanta.Según la cultura, según el medio social en donde se ha formado el individuo, éste acudirá al “dios que tiene más a mano” o a la persona, lugar u objeto con supuestos poderes porque necesita asirse a algo en los momentos cruciales de su existencia.

3 comentarios:

Anyelina dijo...

Hola, tambien soy atea. Te invito a leer mi post "Sobre la existencia de dios" y el debate que tuve con un agnòstico en este post. (hasta tenemos el mismo template!). Saludos.

Daniel Cabrera dijo...

Hola me gusto mucho mucho la manera de expresar tus ideas, soy ateo hace no más de 5 años, nací en una familia católica pero lo que me hizo dejar de creer fué el entendimiento del funcionamiento del universo y la vida mediante la ciencia. Como crítica constructiva creo que tu blog sería mejor aún si dividieras el contenido en varias páginas cortas en lugar de ser una sola gigante.
Salu2.

Jorge dijo...

Saludos,me parecieron muy interesantes sus escritos, me gustaria que analizara algunos de mis ensayos sobre el tema, mi blog es:http://cienciaeideologias.blogspot.com/


Gracias